¿DEBERES SÍ? ¿DEBERES NO?

¿DEBERES SÍ? ¿DEBERES NO?

El debate sobre si las tareas escolares se deben prolongar más allá del horario escolar, bajo la denominación de deberes, se mantiene a lo largo de la historia de la educación.

La discusión respecto a los aspectos positivos y negativos de los deberes, así como su repercusión en el rendimiento escolar, es un debate permanente tanto para los expertos como para los padres.

Desde el Centro de Psicología Camins os queremos plantear algunos de los argumentos que se esgrimen a favor o en contra de los deberes:

Visión positivista de los deberes:

  • Favorecen el desarrollo del niño.
  • Refuerzan el aprendizaje que tiene lugar en el aula.
  • Ayudar a crear el hábito del trabajo y del estudio.
  • Promueven la autonomía y la implicación de los niños en el aprendizaje.
  • Son adecuados para los aprendizajes que se basan en la repetición y la práctica (la lectura, el cálculo o la gramática).
  • Sirven para conectar el contexto escolar con la vida cotidiana.

Visión negativista de los deberes:

  • Generan problemas de ansiedad, estrés.
  • Inciden negativamente en el clima y en las relaciones familiares, pudiendo ser fuente de conflicto.
  • Son un elemento de desigualdad e inequidad, en las familias con menos recursos socioculturales. No todos los padres pueden dar soporte al niño mientras hace las tareas en casa y no todas las familias pueden disponer de un profesor de refuerzo extraescolar.
  • Ocupan el tiempo familiar en el que tienen lugar los aprendizajes invisibles, que además no se desarrollan en el contexto escolar.
  • Los deberes no se suelen coordinar con el equipo docente y no se personalizan en función de cada alumno.
  • Generan una alta acumulación de tareas, sin considerar el tiempo que puede tener disponible el niño fuera del horario lectivo.

Las profesionales del Centro de Psicología Camins pensamos que la supresión de los deberes escolares impediría la interacción entre la educación formal y la no formal. Pero también creemos que los deberes deben de ser: Breves, sin invadir el tiempo familiar y de ocio; Creativos, no aburridos y que sirvan para relacionar lo que aprenden en la escuela con la vida cotidiana; y Personalizados, adecuados a la edad y a las necesidades de aprendizaje del niño.

Ana Egea

Psicóloga Centro Psicología Camins Castellón

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