El efecto Pigmalión: Cómo nuestras expectativas moldean la realidad

Efecto pigmalion

El efecto Pigmalión: Cómo nuestras expectativas moldean la realidad

Imagina que eres un estudiante y tu profesor cree firmemente en tu capacidad para destacar en su asignatura. Te presta más atención, te motiva, te hace preguntas más complejas y te felicita por tus logros. Sin darte cuenta, empiezas a esforzarte más y, como resultado, mejoras tu rendimiento. Este fenómeno se conoce como el efecto Pigmalión.

El efecto Pigmalión es un concepto psicológico que describe cómo las expectativas que los demás tienen sobre nosotros pueden influir en nuestro comportamiento y, como consecuencia, en nuestro desempeño. Si alguien cree que somos capaces de lograr una meta o destacar en un ámbito, es más probable que actuemos en consecuencia. En cambio, si tienen bajas expectativas, podemos sentirnos desmotivados y rendir por debajo de nuestro potencial.

Lo interesante de este fenómeno es que no se limita a la educación. De hecho, está presente en muchos aspectos de nuestra vida. En el ámbito laboral, por ejemplo, un jefe que cree en el talento de su equipo probablemente genere un ambiente más productivo y motivador. En las relaciones personales, cuando alguien que nos importa confía en nosotros, nos sentimos más seguros y motivados para alcanzar nuestras metas. En la crianza, los niños que crecen con refuerzos positivos sobre sus capacidades suelen desarrollar una mayor autoestima y confianza en sí mismos.

Lo que creemos sobre los demás y lo que los demás creen sobre nosotros influye en nuestras acciones de una manera mucho más profunda de lo que imaginamos. Por eso, es importante preguntarnos qué tipo de expectativas estamos transmitiendo a quienes nos rodean y si estas contribuyen a su crecimiento o los limitan sin que nos demos cuenta.

¿Cómo podemos utilizar el efecto Pigmalión a nuestro favor?

  • Rodéate de personas que crean en ti: La confianza de los demás en tus capacidades puede ayudarte a superar desafíos.
  • Cree en los demás: Si esperas lo mejor de los demás y se los demuestras, es más probable que ellos también lo crean y actúen en consecuencia.
  • Sé consciente de tus propias expectativas: A veces subestimamos a los demás sin darnos cuenta. Ser conscientes de nuestras creencias nos ayuda a ajustarlas y fomentar un ambiente de crecimiento. Pregúntate si tus creencias sobre alguien están influyendo en su desempeño y ajusta tu actitud si es necesario.
  • Practica el refuerzo positivo: Reconocer y valorar los logros de los demás puede potenciar su crecimiento personal y profesional.

Ana Sierra, psicóloga de Camins

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