¿TE ATREVES A SALIR DE TU ZONA DE CONFORT?
Todos tenemos una zona de confort , es decir, un entorno que dominamos, en el que nos sentimos seguros, porque las cosas que ocurren en ella nos resultan conocidas y cómodas, ya sean agradables o no. Por ejemplo, que siempre cojas la misma ruta para ir a un sitio o que compres el café en la misma cafetería. Tus hábitos, tus rutinas, tus habilidades, tus conocimientos y tus actitudes son parte de tu zona de confort.
Alrededor de tu zona de confort esta tu zona de aprendizaje, esa zona que te permite ampliar tu visión sobre el mundo, como por ejemplo cuando aprendes nuevos idiomas, viajas a lugares desconocidos o tienes nuevas sensaciones. Esta zona permite enriquecer nuestros puntos de vista y modificar ciertos hábitos. Hay a personas que les apasiona la zona de aprendizaje, pero en cambio a otras les asusta, y por eso se mueven solo en su zona de confort, porque salir de ella lo consideran “un peligro”.
Mas allá de la zona de aprendizaje, esta la zona de lo desconocido, la cual suele generar miedo, porque…” ¿y si sale mal?”. Pero “¿y si te sale bien?” Según como se mire, puede llegar a ser la zona de los grandes retos. Hay muchas personas que piensan que, al salir de su zona de confort, esta desaparece. Pero esto no es así, realmente lo que sucede es que esa zona de confort se amplía. Cambiar no significa perder lo que se tenía, si no que permite desarrollarse y crecer. Se piensa en muchas ocasiones que esto es miedo a lo desconocido, pero realmente lo que hay debajo es miedo a perder lo que se tiene, o incluso miedo a perder lo que somos.
Os dejamos algunos consejos que os ayudaran a salir de vuestra zona de confort:
- Márcate un objetivo viable.
- Identifica y trabaja los miedos que te bloquean para alcanzar ese cambio (miedo al qué dirán, miedo a la vergüenza, miedo a fallar…).
- Recuerda todos los recursos personales que tienes.
- Reflexiona sobre el “para que”, es decir, sobre el sentido de ese objetivo.
- Asume que las cosas no siempre salen a la primera, porque no hemos nacido sabiéndolo todo, es normal sentirse vulnerable en determinadas ocasiones.
- Ármate de paciencia y utiliza todo lo aprendido en tu zona de confort.
- No olvides que siempre tendrás la opción de pedir ayuda cuando lo necesites.
Y en menos de lo que piensas, habrás conseguido alcanzar ese cambio que tanto buscabas, habiendo ampliado tu zona de confort, y habiendo perdido el miedo a salir de nuevo de la misma para seguir creciendo.
Teresa Lamana, psicóloga de Camins